
Con la llegada del calor, la piscina comunitaria se convierte en una de las zonas comunes más valoradas de las Comunidades de Propietarios. Es un lugar ideal para refrescarse, relajarse y pasar tiempo en familia o con amigos sin salir del edificio. Pero, como ocurre con cualquier instalación compartida, su uso conlleva ciertas obligaciones y responsabilidades que no siempre están del todo claras.
Una de las cuestiones que más dudas genera es si la comunidad está obligada a contratar un seguro para la piscina comunitaria. ¿Es suficiente con el seguro multirriesgo de la Comunidad de Propietarios o hay que contratar una póliza específica? La respuesta a esta pregunta puede variar en función de la normativa autonómica y de las condiciones particulares de cada comunidad.
Aunque no existe una ley estatal que regule de forma específica las piscinas comunitarias, sí hay exigencias mínimas en cuanto a su conservación, salubridad y seguridad. A esto se suma el hecho de que, en caso de accidente o daño, puede ser necesario responder civilmente, lo que pone sobre la mesa la importancia de contar con seguro que ofrezca la protección necesaria.
En este artículo te explicamos de forma clara y sencilla cómo contratar el seguro para la piscina comunitaria y en qué situaciones puede ser obligatorio. Verás qué dice la normativa y por qué contar con la póliza adecuada es la mejor forma de proteger a todos los propietarios, vecinos y visitantes frente a riesgos personales y materiales.
Normativa de la piscina comunitaria
Las piscinas comunitarias, al ser espacios de uso compartido dentro de una Comunidad de Propietarios, deben cumplir una serie de requisitos legales para garantizar su correcto funcionamiento y, sobre todo, la seguridad de quienes las utilizan. Aunque no existe una única ley estatal que regule de forma específica estas instalaciones, sí hay diferentes normativas que se deben tener en cuenta.
Por un lado, la Ley de Propiedad Horizontal establece obligaciones generales sobre el mantenimiento de las zonas comunes, entre las que se incluye la piscina comunitaria. Esta normativa no exige expresamente la contratación de un seguro que cubra incidentes en este tipo de instalaciones, pero sí obliga a las comunidades a velar por su adecuado estado de conservación, lo que implica una responsabilidad legal frente a posibles daños o accidentes. Transferir el riesgo a una compañía de seguros es una decisión estratégica necesaria por parte de la Junta de Gobierno.
Además, el Real Decreto 742/2013 marca los criterios técnico-sanitarios que deben seguir todas las piscinas en España. Esta normativa clasifica los tipos de piscinas y detalla aspectos como el sistema de depuración, la calidad del agua, la ventilación, las condiciones de uso o la accesibilidad. También fija parámetros de calidad basados en las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud para evitar riesgos para la salud de los usuarios.
A todo esto, se suman las normativas autonómicas, que son más concretas. Por ejemplo, en la Comunidad Valenciana se aplica el Decreto 85/2018, que establece condiciones específicas de mantenimiento y control. En la Comunidad de Madrid, el reciente Decreto 99/2024 regula aspectos técnicos y sanitarios para las piscinas de uso colectivo, donde se incluyen las comunitarias.
Normas y recomendaciones en el uso de piscinas comunitarias
Las piscinas comunitarias son espacios pensados para el disfrute colectivo, pero su uso implica una serie de obligaciones tanto para los propietarios como para los usuarios ajenos a la finca.
Según el Real Decreto 742/2013, toda piscina de uso colectivo debe mantener el agua en condiciones óptimas: limpia, con niveles adecuados de cloro y pH, y con controles periódicos para detectar bacterias u otras sustancias que puedan suponer un riesgo. Asimismo, las duchas, lavapiés y sistemas de depuración deben estar operativos, y las zonas de paso deben mantenerse limpias y con superficies antideslizantes para evitar caídas.
Algunas comunidades autónomas, como la Comunidad de Madrid, imponen requisitos adicionales. Por ejemplo, es obligatorio contar con la presencia de un socorrista durante todo el horario de apertura, salvo en comunidades con menos de 30 viviendas. En piscinas de gran superficie (entre 500 y 1.000 m²), también se exige la presencia de personal sanitario cualificado para atender posibles emergencias dentro del recinto.
También debe haber normas internas para el uso de la piscina comunitaria
Además de estas exigencias sanitarias y de personal, también es obligatorio que existan normas internas de uso visibles tanto en la entrada como en el interior del recinto. Estas reglas deben ser claras y accesibles, y la comunidad tiene la obligación de velar por su cumplimiento, que puede delegar en la persona que ejerza la actividad de Administrador de Fincas. La comunidad también debe encargarse de conservar correctamente las instalaciones, siendo todos los propietarios responsables del coste de las reparaciones o mejoras, independientemente de si usan o no la piscina, salvo que los estatutos de la comunidad indiquen lo contrario.
Contratar un seguro específico para la piscina comunitaria, actualmente, es una medida imprescindible. Con una tarifa plana, conocida de antemano, se evita incurrir en gastos extraordinarios o derramas para atender posibles responsabilidades civiles o penales que, sin una póliza adecuada, representarían un coste económico considerable para todos los copropietarios.
Entonces, ¿si la comunidad tiene una piscina comunitaria debe asegurarla?
Sí, contar con un seguro que cubra la piscina comunitaria es vital, aunque no sea una obligación legal. En general, la piscina forma parte de las zonas comunes del edificio y, como tal instalación debe constar dentro del seguro multirriesgo para Comunidades de Propietarios, asegurándonos que sus coberturas sean lo más amplias posibles acorde a los riesgos inherentes, especialmente en lo que respecta a la responsabilidad civil.
En caso de que ocurra un accidente, pueden surgir situaciones en las que la comunidad tenga que asumir responsabilidades. No solo si el daño ha sido consecuencia de un descuido en el mantenimiento, una señalización incorrecta o una infracción de la normativa vigente, los copropietarios podrían enfrentarse a una reclamación por parte de perjudicados, incluso colindantes.
En ese contexto, la comunidad tendría que hacer frente tanto a los gastos judiciales como a las posibles indemnizaciones, lo que puede suponer un desembolso importante. Además, hay que tener en cuenta que algunos seguros multirriesgo de CCPP excluyen expresamente ciertos riesgos relacionados con piscinas, en concreto de aquellas situadas en la cubierta del edificio.
Otro aspecto importante es que la falta de contratación o supervisión del seguro adecuado no solo afecta a todos los propietarios de la comunidad, sino que también puede implicar responsabilidades para el presidente, el Administrador de Fincas o los miembros de la junta directiva si se demuestra una gestión negligente.
Por todo ello, asegurar correctamente la piscina no es solo una medida de precaución, sino una herramienta clave para proteger a la comunidad frente a posibles conflictos legales y económicos. Especialmente importante es la ubicación del vaso y aquellos casos de piscinas privativas sobre las que la Comunidad de Propietarios carece de control.
¿Cómo contratar el seguro adecuado para la piscina comunitaria?
Un buen seguro para piscinas comunitarias debe contemplar, como mínimo, la responsabilidad civil, que cubre los daños personales y materiales que puedan sufrir terceros mientras usan la piscina. También es recomendable que incluya una cobertura para los empleados encargados del mantenimiento y la vigilancia, especialmente si la comunidad contrata socorristas o personal de limpieza durante la temporada de verano. Recientes sentencias han tasado los daños personales en cantidades superiores a los 300.000 euros por persona.
Otras coberturas interesantes son los daños propios y los desperfectos estructurales, así como los ocasionados por fenómenos meteorológicos extremos, como tormentas, granizadas o lluvias intensas. Asimismo, no conviene olvidar la protección frente a actos vandálicos, que pueden producirse en el recinto común.
Para contratar el seguro adecuado, la figura del corredor de seguros resulta esencial. Este profesional analiza las necesidades específicas de la comunidad, compara opciones entre diferentes compañías aseguradoras y recomienda las coberturas más adecuadas. Además, durante la vigencia del contrato, el corredor se encarga de revisar las condiciones de la póliza, gestionar renovaciones y, en caso de siniestro, actúa como intermediario entre la aseguradora y la comunidad para defender los intereses del cliente.
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