Más del 60% de las paradas cardíacas que suceden en España se producen en las viviendas y zonas comunes que dan forma a las Comunidades de Propietarios. Esta es una de las más importantes conclusiones que se extraen del informe “Registro español de parada cardíaca extrahospitalaria 2022”, realizado por la Fundación Mapfre y el Consejo Español de Resucitación Cardiopulmonar (CERCP).
Además, dicho informe evidencia que más de la mitad de las paradas cardíacas que suceden en las Comunidades de Propietarios son presenciadas por familiares y vecinos. También que tan solo en el 4% de las reanimaciones realizadas por estos testigos se utiliza un desfibrilador externo automático (DEA).
¿Qué es un DEA- desfibrilador externo automático?
Un DEA es un dispositivo electrónico, pequeño y ligero, normalmente portátil, que ayuda a salvar vidas. Se trata de un desfibrilador computarizado que analiza automáticamente el ritmo cardíaco en personas que están sufriendo un ataque al corazón.
Utilizando sencillas instrucciones de voz, guía al usuario para que tan solo tenga que conectar sus electrodos al tórax de la persona afectada. De este modo, analiza automáticamente el ritmo cardíaco y detecta si requiere tratamiento eléctrico o no, y lo aplica cuando es conveniente.
Debemos tener en cuenta que desde que se produce una parada cardíaca, cada minuto que pasa representa un 10% menos de posibilidad de supervivencia. También la probabilidad de sufrir daño cerebral es mayor si la parada dura más de 5 minutos sin intervención. Por lo tanto, contar con un desfibrilador automático en una zona común de la comunidad ayudaría a evitar muertes, más de 15.000 cada año según las últimas estadísticas. El caso de Antonio es un buen ejemplo para ilustrarlo.
Antonio, padre de familia y empleado de banca.
Antonio lleva casi 30 años trabajando en una entidad bancaria cercana a su domicilio. La mayor parte de su jornada laboral se la pasa sentado atendiendo a los clientes. Los depósitos y pagos de préstamos e hipotecas, apertura y cierre de cuentas, además de responder a diversas preguntas, son sus labores cotidianas. Con frecuencia su trabajo le resulta agotador y estresante. En muchas ocasiones llega tan cansado a casa que se queda sentado en el sofá el resto del día.
Algo preocupados por su sedentarismo, la familia le dejó caer que necesitaba hacer algo de ejercicio. “Tienes que cuidarte más papá, ya no eres un chaval”, le dijo con una dulce sonrisa su hija Alba. “Ahora que tenemos un gimnasio comunitario en el edificio te has quedado sin excusas”, apuntilló su hijo Álvaro. Nuria, se sentó a su lado, puso la mano sobre su rodilla y le propuso: “Mañana nos pasamos por una tienda deportiva y compramos ropa adecuada, ¿te parece bien?”. Antonio asintió con una sonrisa, no le hacía mucha gracia, pero sabía que estaban en lo cierto.
La parada cardíaca de Antonio.
Tras una jornada laboral de mucho estrés en el trabajo, Antonio decidió que no iría al gimnasio comunitario. Llevaba ya una temporada haciendo una rutina de ejercicios tres días a la semana y prefería ver el Open de golf. Se encontraba algo indispuesto desde la hora del café, como con una especie de acidez estomacal. Cuando se disponía a sentarse en el sofá, sonó el videoportero. Era su vecino Juan del cuarto, con el que habitualmente acudía a entrenar; venía a buscarle con el chándal puesto. Antonio no supo decir que no, cogió su mochila y bajó a las instalaciones deportivas del edificio.
Cuando llevaba apenas 10 minutos en la cinta de correr, se sintió muy mareado. Incluso tenía tanta debilidad en las piernas que tuvo que bajarse y sostenerse en la pared. Alarmado, su vecino Juan se le acercó para decirle que estaba muy pálido y ofrecerle un vaso de agua. En ese momento Antonio se desplomó ante sus ojos.
Un desfibrilador salvó la vida de Antonio.
Afortunadamente, gracias al Proyecto Vecinos Con Corazón, la Comunidad de Propietarios contaba con desfibriladores automáticos (DEA) en sus instalaciones. Juan únicamente tuvo que colocar las almohadillas con electrodos de este dispositivo sobre el tórax desnudo de Antonio y seguir las instrucciones por voz y luminosas que le daba el desfibrilador.
Tras algunos minutos de angustiosa espera, llegó la ambulancia que había sido llamada por los otros usuarios del gimnasio. Antonio estaba consciente de camino al hospital, el DEA le había administrado rápidamente un choque eléctrico para devolver al corazón su ritmo normal.
Los médicos le informaron que había sufrido un bloqueo del 90% en la arteria coronaria derecha y que le habían puesto una endoprótesis vascular (estent). Actualmente está recuperado, no ha sufrido ningún tipo de secuela y lleva una vida normal y activa. Eso sí, él, su familia y vecinos son conscientes de que este episodio podría haber tenido el peor de los desenlaces si su comunidad no contase con desfibriladores automáticos gracias al Proyecto Vecinos Con Corazón.
¿Qué es el Proyecto Vecinos Con Corazón?
Para fomentar que todos los edificios residenciales sean espacios cardioprotegidos, las empresas especializadas en servicios para Comunidades de Propietarios, José Silva Correduría de Seguros y Grupo GTG han puesto en marcha esta iniciativa con el objetivo de que toda CCPP pueda disponer de un equipo desfibrilador de última generación, manejable, automático, completamente seguro y que ayude a salvar vidas.
El proyecto Vecinos Con Corazón cuenta con el apoyo del Consejo Madrileño de Resucitación (CMR), entidad científico-sanitaria independiente que persigue fomentar estrategias para el cuidado de la salud y la divulgación, formación sanitaria y de emergencias.
Los desfibriladores de Vecinos Con Corazón son fáciles de usar y se entregan con el mantenimiento incluido. Todos los vecinos, propietarios, inquilinos o usuarios y el Administrador de Fincas o sus empleados, reciben formación de uso presencial y práctica.
Si deseas que tu Comunidad de Propietarios se convierta en un espacio cardioprotegido, tan solo debes visitar la web de Vecinos Con Corazón o ponerte en contacto con nosotros. Hacemos fácil lo complejo.
© José Silva Correduría de Seguros 2024.